miércoles, 28 de diciembre de 2011

LA DISTANCIA QUE EN TI SE FORMA



LA DISTANCIA QUE EN TI SE FORMA


En el apretado pulso
de las avenidas, la despedida
corta y fugaz como los autos.

No pasa nada cuando el tiempo pasa, y tú lo dices
lejos aún de la madrugada, lejos
de la vaga sugestión de la cerveza.

Cerrado el viejo rumbo
a través del cansado sendero, la lluvia
repite aquel pasillo de cara al viento;
distancia que en ti se forma
por quien fuera mejor nunca haber visto.

Dura la noche
por las calles recién regadas. Lenta ceniza
horada el retiro de tu cuerpo,
acto que cifra la breve superficie del cansancio.

Sabes que nada perdura en su más hondo
encuentro, así el duro afán persiste
donde lo clandestino es nula entrega,
mas el infinito que padeces soporta
la calle, la noche, los astros.

¿Sabe el hombre la entrega que al tiempo
sólo es vano testigo? De estas calles
que ahondan el poniente, apenas reconoces
el instante que se agota en sombras:
la despedida aún otorga su caricia infame.

domingo, 25 de diciembre de 2011

EN LO ALTO DE LA SOMBRA



EN LO ALTO DE LA SOMBRA

Desde lo más hondo de la alcoba
intenta la memoria sus heridas. La sangre
desfila en los contornos de tu nombre;
queda al fondo la plegaria, la mentira
que invade lentos espejos,
lentos armarios donde perdura el vacío.

Rostro muerto de tanta sombra. Imposible
el ciego perfil que te reclama
su triste oleaje debajo del cuerpo:
acaso tu forma en las orillas declina.

Traza el viento la cicatriz que arde
en lo alto de la sombra. Sabes
con qué dolor mide la ceniza su dominio,
aunque poco le importa en su desnudo
morir en la caricia de tus ecos.

Mientes. Y nada impide que detengas
la humedad que asciende a la caída,
así brote en el pulso la derrota
que reconoce bajo el salitre tus pisadas.

Eres tan sólo el destierro, esta breve
palabra que circula a tientas por el aire.
que tu mirada encendida te abandone
a lo lejos, ya instante, en el cielo mortal.

domingo, 4 de diciembre de 2011

MIRÁNDOLA MIRARME


MIRÁNDOLA MIRARME


Transparente imagen,
bulto disperso en mis ojos, desecha
simetría de fuego, abre la constelada
oscuridad, el vacío inerme la dibuja
casi objeto, pálida hasta
el ramaje de pupilas
en que se disuelve, hasta
verla abrasada,
envolviendo la córnea.

Me descubre:
mirándola mirarme.