domingo, 21 de marzo de 2010

SONÁMBULO


SONÁMBULO

En esta búsqueda a la que el cuerpo nos arroja,

hunde sus pisadas esta humedad que lame los vértices de mi espalda,

mientras el smog determina los peces que caen del suelo hasta

los tenues laberintos de la azotea.


En esta búsqueda a la que tu nombre me arroja,

sobran las calles para nadar de espaldas entre los negocios cerrados,

en donde tu rostro es una suave competencia entre rascacielos,

un trayecto insípido que va desde mi cráneo hasta la tosca circunferencia de tu garganta.


No, no hay más llamadas telefónicas de túneles sin memoria, de gatos podridos

en la banqueta, de hombres fumando afuera de la fábrica.

No, no hay más que mi sombrero recuperándose en una vieja revista pornográfica.

No, no hay más que tu recuerdo en los recibos del tele cable.


Solo, desde la punta de mis monedas hasta la lujuria del abrelatas,

camino arrancándome los números de tu nacimiento,

el escarnio de tu sombra masturbándose en mis cigarrillos,

esa lentitud de tu verbo entre las falanges de la lluvia.


¿Hay más vísceras como agujetas en los bolsillos del ahogado?


En esta búsqueda a la que la desesperación nos llama,

deja, deja que me atropelle el aroma de este boleto de avión,

con un toque sutil hasta los dedos, hacia tu garganta,

donde el aire podrido -el poema- no tiene ya que decirme.